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Scala, como muchos lenguajes modernos, tiene un intérprete de línea de comandos, es decir, que desde un terminal se puede abrir una consola de Scala desde la cual probar código.
En la página del lenguaje se puede descargar un ejecutable con las bibliotecas, el compilador, el intérprete, y la documentación. Aunque claro, descargarlo desde allí no es algo que se haga muy a menudo (ya que usualmente para ello se usa SBT), pero es buena idea especialmente por el intérprete que nos puede ser muy útil en ocasiones.
Como también es común en los lenguajes modernos, en Scala también podemos manejar la importación de dependencias de nuestro proyecto de forma automática. Para ello se hace uso de SBT (Scala Build Tool?), que haciendo un símil con el mundo JavaScript, hace lo mismo que el package.json junto con gulp/grunt/broccoly etc.
SBT nos permite declarar nuestras dependencias, las cuales se descargan desde Maven (viejo conocido para quienes vienen del mundo Java, vendría siendo lo como npm o pip), y también nos permite configurar y personalizar la forma en que se compilará, empaquetará, etc, nuestro programa.
Tanto así, que desde SBT podemos también precisar cuál versión de Scala queremos usar. Es una herramienta bastante flexible y poderosa.
Respecto de editores para uso diario, el referente principal es Intellij Idea, pero con el plugin Ensime es posible usar muchos más editores como sublime text, atom, emacs, etc.
Lo último que necesitamos para empezar a practicar Scala, es algo que queramos hacer!, ya que aprender la sintaxis de un lenguaje sin algo sobre lo cual practicar, no tiene mucho chiste… se aprende más haciendo que leyendo.
Por eso, luego de introducir las sintaxis del lenguaje, trataré de hacer una explicación de un pequeño proyecto con el cual la familiarización del “cómo” se pueda hacer más clara a medida que se va haciendo algo útil.
Suerte!